La
música es energía, es movimiento, es un viaje que nos permite conocer
experiencias nuevas y emocionantes. Cuando esta energía se combina con otras
artes, como la poesía y la pintura, la travesía se vuelve aún más placentera.
Es así como podría definir lo vivido ayer en el espectáculo Los inesperados seres voladores de la
ciudad, que tuvo como protagonistas al pintor Fito Espinosa y al compositor Jorge
“El Chino” Sabogal.
¿Cómo
definirlo con exactitud? ¿Un concierto? ¿Una presentación de discos? ¿Una obra
teatral? Tal vez fue mucho más. Creo que se trató de una oportunidad para reflexionar
sobre muchos aspectos de nuestro interior y exterior: nuestras sensaciones,
nuestros miedos, el sentido que damos a nuestras vidas y el mundo sobre el que
nos movemos constantemente. Todo ello a través de la música.
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El mago Bruno Tarnecci haciendo de las suyas en el escenario. Sus números encajaron a la perfección con cada tema. |
Una implosión del universo, soles que giran sobre otros soles y un hombre que quería hacerse tan pequeño para no ocupar un espacio en este mundo fueron algunas de las historias que Fito hilvanó sobre el escenario y que forman parte de su disco-libro debut Campo de fuerza. Acompañado por Sabogal en los coros y con un excelente marco musical, nos demostró que puede incursionar en la música con la misma fuerza y pasión que lo hizo en la pintura, hace ya muchos años.
“El
Chino” no se quedó atrás y nos deleitó con algunas canciones de su segundo y
más reciente álbum El Maquinista, que incluye un libro donde narra las ocho supuestas
vidas de Antoine de Saint-Exupéry, autor de la obra El Principito. Estas
melodías inspiraron a Fito a improvisar algunos dibujos para complementar la
puesta en escena, los cuales se proyectaron en un gigantesco ecran, al fondo
del escenario. Música y dibujo complementados, como una simbiosis: los mejores
momentos de la noche.
Todos los temas fueron precedidos por un breve poema y acompañados por la brillante performance de la actriz Daniela Sarfati, el mago Bruno Tarnecci y la cantante Cynthia Moreno. Por otra parte, el monólogo del comediante Christian Ysla sobre un videojuego me pareció un número muy extraño, demasiado acelerado y desconectado del hilo conductor. Sin embargo, esto no evitó que muchos asistentes disfrutaran del sketch.
Para
cerrar con broche de oro, Espinosa y Sabogal interpretaron a dúo el tema que da
nombre al espectáculo e invitaron al resto del elenco a explicar qué los
convierte en inesperados seres voladores de la ciudad. Una pregunta interesante,
porque la música, cuando menos lo esperamos, es capaz de elevar nuestros pies
del suelo y llevarnos a descubrir detalles en nuestro mundo que no conocíamos o
rememorar aspectos de nuestro interior que habíamos olvidado.
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